La Gestalt es una terapia humanista cuya herramienta principal es el darse cuenta, el tomar conciencia de cómo sentimos, pensamos y actuamos promoviendo una mayor coherencia entre estos aspectos. Partimos de la base de que todos en mayor o menor medida tenemos creencias y prejuicios adquiridos con los que nos identificamos, así como actitudes automáticas que repetimos muchas veces de manera inconsciente y que no nos generan felicidad. Tomar conciencia de cómo funcionamos nos libera.

El espacio terapéutico es un espacio sin juicio, donde la persona tiene la libertad para expresar sus emociones y responsabilizarse de ellas, en vez de controlarlas, evitarlas o justificarlas. Promueve un contacto más auténtico con uno mismo y con los demás, favoreciendo la espontaneidad del momento presente. La Gestalt confía en la sabiduría innata del individuo que por sí mismo busca la salud. La función del terapeuta es la de acompañar en este proceso de autodescubrimiento y recuperación de la autenticidad.

La aplicación de la actitud Gestáltica en el acompañamiento de procesos creativos se centraría en apoyar las manifestaciones expresivas y genuinas de cada persona, respetando el proceso creativo de búsqueda del lenguaje personal.