El curso me ayudó a liberarme tanto de ciertas personas como de ciertos vicios que me mantenían encerrada en una personalidad que no me reconocía. Después de hacer eso, de aprender a decir NO (lo cual me cuesta mucho, pero esa clase me ayudó especialmente) me abrí a la vida y entendí las sincronías que brinda, y porqué lo hace. A darme caprichos, a saber escuchar y dejarme fluir.

Gracias a estar tan sensitiva, encontré el amor, en su más pura esencia, y sigo locamente enamorada y descubriendo mi yo que forma parte del todo. Y eso se lo debo a ese curso tan maravilloso, que te da la vuelta, te remueve para sacar de cada cual su mayor potencial, para hacerte sentir, para SER.

Me ha ayudado a poner más conciencia en el cuerpo. Dedicarte dos horitas que no son nada a ti, a cuidarte, es maravilloso. La energía que se generó en el grupo fue muy bonita.

Ha sido un taller fundamental para mí, en el momento justo de mi vida. Me ha enseñado a ver las cosas de otro modo, y a creer, cosa que antes no hacía. Ahora siento el universo, conecto con la tierra, voy atisbando poquito a poco lo que soy. He tenido conexiones muy fuertes conmigo misma.

Lo que más me ha sorprendido, es que no ha quedado ahí como un taller que hice, sino que me ha ayudado a seguir haciendo otras cosas, ahora tengo la necesidad de meditar, leer, investigar sobre temas que me interesan, flotar, sentir frío, calor, tierra… todo eso hace que me cargue de energía y pueda llevar mi vida lo mejor posible dentro de todas las limitaciones externas. Me hace sentir en paz saber que eso nunca lo perderé, que cuando quiera en un descanso del trabajo podré bajar y cerrar los ojos mientras me da el sol.

Tengo más confianza en mí, he recuperado mi fe, me he encontrado con mi niña artista y me ha ayudado a superar el momento en el que estoy viviendo.